Cristal caliente y diluido,
engendrado en sentimientos
impotentes.
Lentamente brotas
de una entraña herida,
buscando tu destino incierto
en esa piel estéril
que cobija tu caída.
Sangre aglutinada,
fluido íntimo,
desgarro de la carne
-herida y roja-
que te mece.
Errante buscas la respuesta
a tus gemidos
incompletos,
frustrados en la entraña
de tu madre.
Esta líquida verdad
encerrada en lo sutil de tu misterio:
La efímera,
quebradiza,
muda
vida humana.
Tu sustancia,
sollozo de insondable dolor
jamás perdido.
Tu leve arista,
frágil.
-Nuestra visceral garganta-