domingo, 1 de mayo de 2011

La Torre de Alarcón (I)

¡Hola! Me llamo Rosy, y os voy a hablar sobre la torre de Alarcón.

Alarcón tiene una torre muy alta. Tanto, que es la torre más alta del mundo, y sale en todas las enciclopedias famosas.

Para subir a la torre de Alarcón sólo hay escaleras, y como son taaaan largas, las expediciones hacen doscientas o trescientas noches para llegar a la cumbre. Pero el guía siempre tiene galletas y naranjada.

Allí, arriba, hay un hermoso parador de cinco estrellas, con piscina, bar, hospital y facultad de Derecho. Es muy emocionante subir a la torre de Alarcón. ¡Mi tío subió una vez!

Por una pasarela se llega a la Luna, y un señor te hace fotografías siempre, menos festivos, días de eclipse, y ventinueves de Febrero de años bisiestos. Con tanto flash, dicen que se ha puesto un poco verde.

Algún día pienso ir a la Luna por la torre de Alarcón, pero mi madre no me deja, porque tiene miedo de que me caiga, y me recoja un Bup.

Un Bup es un bichito a topos rosas que vuela, de larga cola y pómulos salientes, y que sólo vive en las repisas de las ventanas de los rellanos de las escaleras de la parte trasera de los cinco últimos pisos de la torre de Alarcón. A mí me encantan los Bups, son simpáticos y divertidos.

En la cima de la Torre de Alarcón no existe el tiempo. Allí siempre es de día, menos festivos, días de eclipse y ventinueves de febrero de años bisiestos. Por eso no hay reloj, ni calendario, ni conejos, ni tampoco cumpleaños... Eso sí que no me gusta.

Cuando alguien logra subir a la torre de Alarcón, se inscribe en el registro (basta con dejar un zapato), y coge un globo del color que le ha tocado. Todo el mundo tiene globos en la torre de Alarcón, y quien no tiene globo, se convierte en un Bup.

Una vez, una multinacional quiso comprar la torre de Alarcón, pero los Bups se enfadaron y amenazaron con apagar el interruptor de la Luna, y adiós. Sólo ellos saben dónde está el interruptor de la Luna, así que nadie puede comprar la torre de Alarcón.

Muy pocas personas viven en la torre de Alarcón. Pero yo pienso subir un día, y me quedaré.

Y mi hermano pequeño también.

 (Dibujo para este texto: Camelia Davidescu)

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